Esa sensación que recorre tu cuerpo, la sientes y la reconoces. No es otra, es la que tú esperabas, la que te confirma absolutamente TODO, que no has perdido nada, que sigues estando entera, de que nada ha cambiado al fin y al cabo, de que puedes olvidar, de que sí, para "tu desgracia" tu corazón ha encontrado otra persona por la que latir y te repites una y otra vez que esta vez él será distinto, pero sabes, en el fondo, que no es verdad, que acabarás exactamente igual que la otra vez. Pero que se le va a hacer, es el corazón el que manda.
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